Consagración de San Luis Grignion de Montfort editada específicamente para maldiciones financieras por Monseñor Rosetti y su equipo sacerdotal.
Invoco mis derechos según la ley natural sobre mi propiedad y finanzas, levanto cualquier maldición enviada contra mí o mi propiedad, rechazo cualquier pecado que pueda haber llevado a estas maldiciones contra mí y pido el perdón de Dios, rompo cualquier lazo profano que permitió que tales maldiciones vinieran sobre mí, ordeno a los demonios relacionados con estas maldiciones que se vayan permanentemente y no sean reemplazados por ningún otro espíritu maligno.
Pido a la Santísima Virgen María que reciba ahora todo, y
con pleno derecho de disponer de todos estos bienes según la santa voluntad de
Dios, que ya expulse a todos y cada uno de los espíritus malignos, nos
santifique nos proteja de cualquier acción maligna futura y nos use para la
Gloria de Dios.
Yo (y aquí se dice el nombre) pecador infiel renuevo, y
ratifico hoy los votos de mi bautismo. Renuncio para siempre a satanás a sus
pompas y obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la sabiduría encarnada,
para llevar mi cruz tras Él, todos los días de mi vida y para hacerle más fiel
que nunca.
En presencia de toda la corte celestial te elijo a ti, la
madre de Dios, este día como mi madre y Señora. Me entrego y me consagro como tu
servidor, mi cuerpo y alma, mis bienes tanto interiores como exteriores, y aún
el valor de todas mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras. Dejándote
el entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece sin
excepción, según tu beneplácito, para mayor Gloria de Dios en el tiempo y en la
eternidad, recibe o Virgen Santísima, esta pequeña ofrenda en honor y en unión
con aquella suscripción que la sabiduría eterna se dignó a tener a vuestra
maternidad, en homenaje al poder que ambos tenéis sobre este pobre pecador, y
en acción de gracias por los privilegios con que os ha favorecido la Santísima Trinidad.
Declaro que deseo en adelante como vuestro verdadero servidor, buscar vuestra honra y obedeceros en todo. Oh, madre admirable, preséntame a tu amado hijo como su eterno servidor para que así como Él me ha redimido, por ti me reciba. Oh, madre de misericordia, concédeme la gracia de obtener la verdadera sabiduría de Dios, y para ese fin recibe entre aquellos a quienes amas y enseñas, a quienes conduces alimentas y proteges como tus hijos. Oh, Virgen Fiel, hazme en todo perfecto discípulo imitador y servidor de la sabiduría encarnada Jesucristo tu hijo, para que alcance por tu intercesión y por tu ejemplo, la plenitud de la madurez espiritual en Jesús en la Tierra, y en su Gloria en el cielo.
Amén
Comentarios
Publicar un comentario